Asi que ahi estás,
mirandome nuevamente, de esa manera patética
con la que solias mirar alrededor.
¿A quién buscas?
tus ojos ya son carbones, y las iris
se dilatan y se contraen en busca de sentido.
-golpean a la puerta-
No te dan las manos para secarte el rimen
que pareciera mimetizarse con tu rubor natural.
Tomas aire, te volves a mirar,
y salis con un mueca de sonrisa
dejando en ese espacio,
tu santuario propio de azulejos,
un espejo empañado con tu frustración diaria.